24 Natural
Como comentamos al inicio del camino, podría argumentarse que la tradición filosófica occidental comenzó en Mileto con Tales y compañía. Tal y como mencionamos, una de las primeras propuestas metodológicas de estos filósofos consistió en asumir que los fenómenos naturales tienen causas naturales. Esta asunción ha sido muy fructífera en ciencia, pero, tal vez, ahora que hemos discutido distintas tesis metafísicas estemos en posición de analizarla con una mayor atención. ¿Podrían los seres sobrenaturales intervenir en el mundo natural? Y si lo hiciesen, ¿podría la ciencia estudiarlos? ¿Es necesario descartar las causas sobrenaturales por principio para poder hacer ciencia? ¿Tiene sentido hablar sobre lo sobrenatural?
24.1 Naturalismos
El término naturalismo, en filosofía se utiliza en distintos contextos. Por ejemplo, puede decirse que Tales había asumido el naturalismo metodológico: había decidido que en sus investigaciones sólo consideraría como posibles explicaciones naturales.1429 Esta asunción metodológica está muy relacionada con otra tesis metafísica: la clausura o el cierre causal (casual closure). En este caso los investigadores además de proponer sólo explicaciones naturales, asumen que las únicas causas posibles de un fenómeno natural son las naturales.1430
Un científico puede asumir el naturalismo metodológico, es decir, puede asumir que sólo va a estudiar causas naturales sin que esto le obligue a aceptar también que no existen seres sobrenaturales o, incluso, que esos seres puedan intervenir en el mundo físico. Uno puede elegir no estudiar ciertas cosas, por ejemplo, porque cree que será demasiado difícil. Esta parece ser la postura filosófica que, al menos implícitamente, asumen muchos científicos que son creyentes religiosos. Estos investigadores, en el laboratorio, plantean sólo explicaciones naturales, pero los domingos admiten que algunos dioses son capaces de controlar el mundo con minuciosa precisión sin que la ciencia pueda detectarlo.
Sin embargo, parece difícil mantener la tesis de que para hacer ciencia haya que asumir necesariamente el naturalismo metodológico; al fin y al cabo, la ciencia ha estudiado los fenómenos paranormales.1431 Además, si, por ejemplo, Jesús decidiese en algún momento regresar a la Tierra, ¿no podrían los científicos estudiarlo? Si existiesen los fantasmas e interviniesen de algún modo en el mundo externo, ¿no podríamos examinarlos?
Hemos de ser cautos puesto que en filosofía el sustantivo “naturalismo” también se utiliza en otros contextos. El término naturalismo epistemológico, por ejemplo, se refiere a la tesis de que todo el conocimiento es científico. Esta es, claramente, una idea errónea. Por ejemplo, podemos saber muchas cosas sobre el mundo natural sin echar mano de la ciencia, no necesitamos de ningún científico para averiguar que las gallinas ponían huevos. La ciencia podría definirse como el conocimiento sistemático del mundo natural y, por lo tanto, al hacerlo admitimos la posibilidad de que existan conocimientos más cotidianos, algo menos consistentes y precisos. Además, la ciencia, como ya hemos comentado en varias ocasiones, ni siquiera constituye el conjunto del conocimiento sistemático humano ya que hay numerosos conocimientos rigurosos que no se refieren al mundo externo: matemáticas, lógica, ética, o epistemología, por ejemplo.1432 Como nota personal me gustaría añadir que me molesta bastante que se utilice el término ciencia como sinónimo de conocimiento, la ciencia es conocimiento, sí, pero sistemático y del mundo natural.
24.2 Sobrenatural
Es bastante común asumir que, al menos en principio, los seres sobrenaturales podrían existir y que éstos podrían interaccionar con el mundo natural, sin embargo, en realidad, es posible que esta tesis sea incoherente. Tratemos de definir “sobrenatural”.
Una posibilidad sería plantear que es sobrenatural aquello que no es físico. Un fantasma sería un ente sobrenatural porque no es físico. Y, por el contrario, serían naturales aquellas entidades que pudiesen reducirse causal u ontológicamente a una entidad física.1433 El problema de esta definición es que asume que sabemos, a priori, cuál es la diferencia entre físico y sobrenatural y, por lo tanto, no aclara nada.
Otra opción sería definir natural como aquello que no es material y, al mismo tiempo, podríamos definir como materiales aquellas entidades que ocupan un espacio y persisten en el tiempo. El problema es que, como hemos comentado en el capítulo anterior, a nivel fundamental los individuos no ocupan un espacio, ni siquiera sabemos, a nivel fundamental, qué es el espacio o qué son los individuos. La ciencia ha llegado a la conclusión de que si escarbamos lo suficiente la materia parece desvanecerse en una ebullición de campos cuánticos.
Como la aproximación material nos ha dado problemas, podríamos plantear que es sobrenatural aquello que está más allá de las interacciones o fuerzas descritas por la física. Sin embargo, esta definición tampoco sería satisfactoria ya que cuando la física encuentra nuevas fuerzas las incorpora a su descripción del mundo. Por ejemplo, las interacciones nucleares débil y fuerte no formaban parte de nuestra descripción física del mundo a principios del siglo XX. De modo que, si se descubriese una nueva interacción, simplemente, se estudiaría y se incorporaría a las nuevas ediciones de los libros de texto.
La clave está en recordar el verificacionismo matizado: la percepción es nuestra fuente de información sobre el mundo externo por lo que, en realidad, forma parte del mundo natural cualquier entidad que esté informacionalmente conectada con algo perceptible. La cuestión, por lo tanto, es si una entidad está o no está conectada informacionalmente con nosotros. Podríamos definir sobrenatural como no conectado informacionalmente con nuestro mundo. Podemos imaginar que existen entidades completamente desconectadas de nuestro mundo, como, por ejemplo, una partícula extraña que no interaccione en modo alguno, ni siquiera indirecto, con las partículas que nos constituyen. Por lo tanto, si aceptamos esta definición, sí podrían existir entidades sobrenaturales, aunque, claro está, su existencia sería completamente irrelevante para nosotros y para el mundo natural en su conjunto. De hecho, tratar de especular sobre ellas tendría tanto sentido como discutir sobre el sexo de los ángeles. Ladyman sostiene que, en el fondo, el naturalismo y el verificacionismo son equivalentes en ciencia y en metafísica.1434
Si aceptamos la conclusión anterior, y me parece difícil no hacerlo, el naturalismo metodológico es completamente innecesario y llegamos así a una conclusión que me parecía obvia desde el comienzo: la ciencia puede estudiar cualquier entidad que interaccione de algún modo con nuestro mundo.
24.3 No natural
Podríamos pensar que no aceptar la existencia o la relevancia de las entidades sobrenaturales implica una metafísica naturalista, pero esto no es necesariamente cierto. En la encuesta de Chalmers y Bourget el 49,8% de los filósofos dijo ser naturalista, el 25,9% no-naturalista y el 24,3% se decantó por otra opción.1435 Por lo tanto, merece la pena explicar esto del no-naturalismo.
Hay que reconocer que existen fenómenos difíciles de encajar dentro del naturalismo. Por ejemplo, ¿son los estados psicológicos parte del mundo natural? Nuestros estados psicológicos se perciben como una experiencia privada claramente diferenciada del mundo material. Las mentes no parecen ser materiales. De hecho, creo que este es el motivo por el que resulta tan intuitivo aceptar la posibilidad de que existan entidades sobrenaturales.1436 Si nuestra mente no es más que el fantasma que habita la máquina, ¿por qué no podría haber mentes libres de su atadura material? Los fantasmas o los dioses constituirían ejemplos de estas mentes libres.
Una de las tesis más famosas de Descartes fue, precisamente, la del dualismo de sustancia. La mente estaría constituida por una sustancia diferenciada de lo material. Aunque nosotros no le hemos prestado atención, el término sustancia es uno de los conceptos estrella de la metafísica especulativa. Sin embargo, este término no tiene mucho interés para los metafísicos naturalistas que tratan de conocer el mundo poniendo en primer plano el conocimiento científico.
En cualquier caso, el dualismo de sustancia fue criticado con severidad inmediatamente. La intelectual Isabel de Bohemia y del Palatinado (1618-1680), nada más conocer la propuesta cartesiana, escribió al filósofo francés para preguntarle por el mecanismo que haría posible que una mente inmaterial interaccionase con un cuerpo material. Además, esta interacción entre mente y materia habría de ser muy estrecha, sólo hay que tomarse un café cargado para comprobarlo.
Algunos, los fisicalistas, creen que sólo existe lo físico y que la mente no es una excepción,1437 sin embargo, otros, como David Chalmers, a pesar de aceptar la íntima relación entre mente y cerebro, son no-naturalistas respecto a la mente. Para Chalmers el problema de explicar nuestra experiencia privada, nuestra vida mental, es el problema difícil. Los estados mentales que percibimos son subjetivos, no podemos tener una experiencia directa de la vida mental de otra persona y si asumimos que el resto de personas tienen una experiencia mental similar a la nuestra es sólo porque se comportan de un modo similar al nuestro.
Este es un problema con implicaciones reales. Por ejemplo, no puedo saber si mi gata tiene una experiencia mental de algún tipo o si la tiene un paciente con una alteración cerebral muy severa. Tampoco podremos nunca llegar a saber realmente si una inteligencia artificial ha llegado a tener una experiencia mental similar a la nuestra.
Chalmers cree que la física no puede explicar nuestros estados mentales, no es dualista de sustancia, como lo era Descartes, pero es dualista de propiedades, es decir, cree que la materia tiene propiedades que van más allá de lo físico.1438 Según Chalmers, podría concebirse un universo que fuese físicamente equivalente al nuestro, pero que no albergase propiedades mentales. Esto le lleva a plantear que las explicaciones de las ciencias naturales nunca podrán solventar el problema difícil de la conciencia.
El argumento más popular de Chalmers se basa en los zombis filosóficos. Esos zombis serían seres exactamente iguales a nosotros, pero, al carecer la materia que forma su cerebro de propiedades mentales, no tendrían experiencias mentales. Por otro lado, estas propiedades mentales no influirían, en absoluto, en lo físico por lo que los zombis se comportarían de un modo indistinguible a nosotros. De hecho, para mí sería imposible saber si el resto de la humanidad está formada por zombis o no puesto que mi único indicio de que las personas que me rodean no son zombis es su comportamiento y éste, como acabo de decir, sería indistinguible. Hasta tal punto un universo completamente zombi, es decir, absolutamente privado de experiencias mentales, sería similar al nuestro que, según el propio Chalmers admite, en ese universo podría existir un David Chalmers zombi que escribiría libros que tratarían la cuestión de la experiencia privada de la consciencia, una experiencia que, evidentemente, no podría tener.
Si todo esto parece extraño es porque realmente lo es. El problema del dualista es que si admite que lo mental hace algo extra a lo físico queda expuesto al problema de explicar la interacción entre lo mental y lo físico y si propone que lo mental no influye en lo físico, sino que simplemente puede acompañarlo de forma opcional, se mete en los líos que estamos comentando. Dennett sostiene que la idea del zombi filosófico es incoherente.1439 Una pregunta interesante es cómo es capaz el propio Chalmers, mediante la introspección darse cuenta de si es o no es un zombi.
El problema de la consciencia sigue siendo discutido activamente en filosofía y al lector interesado le recomiendo el breve, claro e instructivo Consciousness: A Very Short Introduction de Susan Blackmore.
En cualquier caso, seamos fisicalistas o no-naturalistas, creamos o no que existe la posibilidad de que Chalmers sea un zombi sin experiencias mentales que se deleita discutiendo sobre ellas, lo que nadie cuestiona es que las mentes pueden ser estudiadas por la ciencia. Incluso aunque existiese la magia, podríamos analizarla racionalmente y tanto a los que acepten esta tesis como a los que duden de ella les recomiendo el delicioso fanfic Harry Potter y los métodos de la racionalidad de Eliezer Yudkowsky.
24.4 Resumen
El concepto de lo sobrenatural es incoherente, las entidades o están o no están conectadas informacionalmente con nosotros. Por lo tanto, si existiesen los fantasmas no plantearían problemas epistemológicos distintos a los planteados por las mentes de los seres humanos. Sí es posible plantear que existen entidades completamente desconectadas del cosmos, pero estas entidades no podrían ser analizadas por la ciencia y, además, serían irrelevantes para nosotros y para el mundo que habitamos.
El naturalismo metodológico, la tesis que sostiene que sólo han de considerarse explicaciones naturales, es inaceptable, si hubiese entidades no-naturales también podrían ser estudiadas. La ciencia ha estudiado los milagros y, aunque algunos filósofos sostienen que las mentes son no-naturales, tampoco tiene problemas con ellas. La ciencia puede estudiar cualquier entidad conectada con nuestro mundo.
Carroll, The Big Picture, location:2130.↩︎
Pigliucci, Nonsense on Stilts, location:3767.↩︎
Pigliucci and Boudry, Philosophy of Pseudoscience, location:4941.↩︎
Carroll, The Big Picture, location:2150.↩︎
Draper, “God, Science, and Naturalism.”↩︎
Ladyman et al., Every Thing Must Go, location:5038.↩︎
Bourget and Chalmers, “What Do Philosophers Believe?”↩︎
Yudkowsky, Rationality, location:6647.↩︎
Massimo Pigliucci, The Nature of Philosophy, location:1376.↩︎
Yudkowsky, Rationality, location:14900.↩︎
Sean Carroll, Daniel Dennett on Minds, Patterns, and the Scientific Image.↩︎